La convivencia positiva y la capacidad para desenvolverse en grupo son competencias clave desde la primera infancia. En nuestra escuela, fomentamos un ambiente donde cada niño se sienta escuchado, respetado y capaz de aportar.

Claves para favorecer la convivencia:

  • Modelado de consecuencias: mostrar, con ejemplos simples, cómo resolver conflictos, pedir ayuda y pedir turnos.
  • Rituales de grupo: asambleas cortas, normas claras y consensuadas, y momentos para agradecer colaboraciones.
  • Roles en el aula: asignar responsabilidades pequeñas (organizar material, ayudar en el rincón de lectura) para fomentar autonomía y sentido de pertenencia.
  • Estrategias de regulación emocional: enseñar a identificar emociones, pausas para respirar y expresar necesidades con palabras.

Promover la autonomía social:

  • Turnos explícitos: usar señales o tarjetas para indicar que es el turno de otro niño.
  • Espacios de juego cooperativo: actividades que requieren colaboración, negociación y reparto de tareas.
  • Preparación para salidas: enseñar a los niños a guardar sus pertenencias, a avisar si necesitan ir al baño o si algo les preocupa.

Consejos para familias:

  • Practicar roles de juego en casa que impliquen tomar turnos, pedir ayuda y compartir.
  • Crear rutinas simples de autocuidado para fortalecer la autonomía (ponerse la chaqueta, guardar juguetes).
  • Valorar el esfuerzo y las iniciativas sociales, no solo los logros.